miércoles, 20 de octubre de 2021

Se espera resolución favorable de la Coridh para reivindicar el nombre de Digna Ochoa

Existen elementos para que ordene reabrir el caso

Las autoridades capitalinas concluyeron que la abogada montó un suicidio para que pareciera asesinato


El Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social entregó varios reconocimientos, entre ellos a la periodista Blanche Petrich, quien aparece con el hermano de la abogada veracruzana asesinada hace 20 años.Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de octubre de 2021, p. 18

Jesús Ochoa Plácido, hermano de Digna Ochoa, la abogada veracruzana asesinada hace 20 años, recordó cómo durante estas dos décadas hemos remado contra la corriente no sólo para conseguir justicia, sino para reivindicar el nombre de la defensora, agraviado por una conclusión judicial de las autoridades capitalinas, que sostuvieron que no había delito que perseguir porque se trató de un suicidio con un montaje previo para aparentar un homicidio.

Y en ese remar contra corriente finalmente se está en espera –quizá para diciembre de este año– de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coridh) emita un fallo sobre el caso, que está en sus manos desde 2010.

Se espera, con sólidos elementos a favor, una resolución que ordene al Estado mexicano reabrir el caso partiendo de un hecho irrefutable: que Digna Ochoa fue víctima de ejecución extrajudicial, señaló Norma Andrade, del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social (Gadhjs).

Ayer, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México y el Gadhjs rindieron homenaje a la defensora veracruzana y entregaron reconocimientos a una docena de personas que contribuyeron a mantener la causa de justicia para Digna Ochoa viva, impidiendo que la verdad oficial la enterrara en el olvido.

Así, fue reconocido el penalista Antonio Becerril, quien en 2006, luego de exhumar el cuerpo de Digna y una nueva autopsia, presentó tres dictámenes nuevos, con técnicas de ciencia forense que en esos años aún eran innovadoras, para demostrar con peritajes de química y medicina forense que la tesis del suicidio era imposible. Esas evidencias fueron desechadas por la fiscalía especial. Pero años después, al ganar un amparo, la familia Ochoa Plácido y un nuevo equipo de abogados las hicieron valer para que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y más adelante la Coridh, aceptaran el caso.

Otra penalista, Pilar Noriega, amiga y compañera del bufete de Digna, también fue reconocida y expresó su esperanza por que la sentencia de la Coridh no sólo traiga la redignificación del nombre de Digna, sino elementos para mejorar la calidad de la impartición de justicia en México.

Como pieza fundamental de esta lucha fue reconocido con un minuto de sentidos y doloridos aplausos el cineasta Felipe Cazals, quien dirigió el docudrama Digna …hasta el último aliento, pieza fundamental de su cinematografía.

La actriz Vanessa Bauche, quien en aquel filme interpretó a Digna Ochoa, recibió el reconocimiento a nombre de Cazals, fallecido hace apenas tres días, frente a su silla vacía.

Bauche recordó que esa película, como el resto de la obra del maestro Cazals, es una provocación para que los mexicanos rompan el pacto de silencio y puedan esperar en el futuro un país mejor.

Hasta donde estés, Felipe, va nuestro abrazo, expresó la defensora Andrade, cuya lucha y activismo comenzó en Ciudad Juárez a partir de la desaparición de su hija.

Recibieron reconocimientos, entre otros, Emilio Álvarez Icaza, quien como presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal puso el nombre de Digna al auditorio de la institución, como respuesta directa al agravio infligido por la procuraduría capitalina con su resolución.

En otro espacio, el Centro por la Justicia y la Ley Internacional (Cejil, por sus siglas en inglés) también realizó un encuentro virtual para recordar y honrar la memoria de Digna. Ahí, a nombre del Comité Cerezo, la activista Elga Aguilar puntualizó que para las víctimas femeninas está presente también la práctica de la estigmatización, significada por la atribución de inestabilidad emocional para desviar la acción de la justicia, que rara vez se usa en los hombres. “Que la resolución de la Coridh –dijo– sirva también para sentar las bases de mayor protección a la labor de las mujeres defensoras”.

martes, 19 de octubre de 2021

Oración ecuménica en memoria de Digna Ochoa: XX aniversario de su homicidio

Verdad y Justicia para Digna Ochoa y Plácido


Martes 19 de octubre de 2021, por Comité Cerezo México

Hoy que está tan de moda hablar de la transformación, nos preguntamos si van a trasformar las mentiras vertidas sobre tu ejecución extrajudicial por la Verdad y si ahora que está también tan actual el pedir perdón, pedirán perdón las autoridades que construyeron la mentira de que eras una persona desequilibrada emocionalmente, capaz de fingir amenazas de muerte, secuestros y de fingir tu ejecución extrajudicial.

Hoy hace 20 años, el 19 de octubre de 2001, Digna Ochoa y Plácido fue ejecutada extrajudicialmente en su despacho ubicado en la calle de Zacatecas 31-A, colonia Roma en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México.

Gobernaba nuestro país Vicente Fox Quezada a nivel federal y en la Ciudad de México Andrés Manuel López Obrador. El procurador de Justicia era Bernardo Bátiz y uno de los fiscales especiales del caso fue Renato Sales Heredia, hoy funcionario en Campeche y de amplia trayectoria en puestos de seguridad pública. No sabemos dónde está Margarita Guerra, la última fiscal especial del caso quien fue responsable de sostener la difamación en contra de Digna, su vida y su trabajo.

Digna Ochoa defendió a quienes fueron acusados de pertenecer a Ejército Zapatista de Liberación Nacional, defendió a los estudiantes detenidos después de la toma de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, para terminar con la huelga en el año 2000, defendió a los ecologistas de la Sierra de Petatlán, Guerrero, defendió a muchas personas que fueron víctimas por luchar por la vida digna y sí entre muchas personas también nos defendió a nosotros, los hermanos Cerezo Contreras y al sr. Pablo Alvarado Flores, acusados de colocar explosivos en sucursales bancarias en agosto de 2001 y de ser parte del Ejército Popular Revolucionario, después de muchos cambios en las versiones del Estado.

Recordar la ejecución extrajudicial de Digna Ochoa es, lamentablemente, recordar 20 años de impunidad, 20 años de mentiras, de injusticia, de desmemoria selectiva de muchos funcionarios de brillantes carreras y moral perjudida, pero “transformada” por los vientos del cambio de gobierno.

Pero recordar a Digna, es también mantener vigentes las banderas de solidaridad y amor al pueblo; de entrega a una causa sin importar otras personas busquen el beneficio personal y el lucro con el esfuerzo ajeno; recordar a Digna Ochoa y revindicar su vida y su trabajo de defensa de quienes como ella luchaban y luchan por la justicia es mantener nuestro trabajo en defensa de la vida digna para todo el pueblo explotado y oprimido.

Para nosotros Digna Ochoa y Plácido es ejemplo de entrega sin condiciones a la causa del pueblo y la recordamos día con día con nuestro trabajo cotidiano, carne de nuestra carne e idea convertida en acción, eso es Digna para nosotros, así como ella fue para nosotros la esperanza en los momentos más difíciles por ser acusados de pertenecer a un grupo armado en plena “primavera democrática”, hoy es esperanza y bandera de Dignidad frente a todos quienes viven del pueblo y lucran con las mentiras y la impunidad que han construido en torno a su ejecución extrajudicial.

Ni suicida ni perversa, Digna Ochoa y Plácido es un ejemplo de entrega, de amor al pueblo, de lucidez y compromiso.

Perversas las autoridades que inventaron el suicidio, perversas las autoridades de memoria selectiva, perversos quienes con base en su trabajo hoy se erigen como paladines de la defensa de los derechos humanos, pero niegan o callan sobre su ejecución extrajudicial aunque a 20 años de impunidad la hagan noticia.

                DIGNA

Visitarte en el ocaso
cuando seca tu sangre palpitaba,
guardar tu aliento entre mis venas.
Aferrada a la vida
morías entre cafetales,
entre flores blancas
Tu grito ¿gritaste?
Que maldijo al verdugo en tu agonía
se quedó entre nosotros, tus hermanos.
No descanses en paz
como no asumimos tu muerte en silencio.
Aún nos queda mucho por hacer,
tienes miles de sueños que concluir,
miles de manos que estrechar.
Nos reclama la vida otro esfuerzo,
construir un país distinto,
con gente distinta.
Seguimos juntos Digna, en este sueño.

23 de octubre de 2001
Antonio Cerezo Contreras
CEFERESO #1 La Palma, Almoloya.

El de Digna Ochoa, crimen que nadie ha querido indagar a fondo

 
Periódico La Jornada
Martes 19 de octubre de 2021, p. 9

Fue el viernes 19 de octubre de 2001, hace 20 años, cuando el abogado Gerardo González abrió la puerta del despacho de sus colegas Pilar Noriega y Lamberto González –Zacatecas 31, colonia Roma– y encontró el cuerpo de una mujer. Era su compañera de oficio, luchas y litigios, Digna Ochoa. Tenía un disparo en el muslo y otro en la cabeza.

Dos décadas después el crimen sigue impune. Para el gobierno mexicano ni siquiera existe el caso.

En julio de 2003 una fiscal especial, Margarita Guerra, nombrada por el procurador de Justicia del Distrito Federal, Bernardo Bátiz, concluyó que la abogada veracruzana, reconocida internacionalmente por su destacada labor en defensa de los derechos humanos, había creado toda una escena del crimen para suicidarse haciendo creer que la habían asesinado.

Esta conclusión jurídica, inamovible a lo largo de cuatro sucesivos gobiernos en la capital, fue interpretada en su momento por el cineasta Felipe Cazals, autor de la película Digna… hasta el último alientocomo una afrenta a la inteligencia. Su familia, defensores de derechos humanos de México, el mundo y una gran franja de la sociedad comparten esa opinión.

La versión del suicidio minimizó líneas de investigación fundamentales, entre ellas el papel del Ejército y el trabajo de Digna en la sierra de Petatlán, Guerrero.

La abogada Magda Gómez escribió en esas fechas: “Se observa un El evidente desequilibrio en el manejo de las líneas de investigación… las relativas a Guerrero y al Ejército sorprenden por la categórica absolución a las fuerzas aludidas”.

Es importante la opinión de Magda Gómez, lo mismo que las de Rosario Ibarra de Piedra y Miguel Ángel Granados Chapa, porque los tres fueron nombrados como comisión asesora para dar credibilidad a la investigación. A la fecha, los antiguos investigadores, en particular el ex procurador Bátiz, suelen escudarse en esa comisión para justificar su actuación, pero omiten que los tres, al conocer la desviación y las irregularidades de la averiguación, la criticaron y se deslindaron de ella.

Ochoa tenía 37 años cuando fue asesinada. Nació en Misantla, Veracruz. Su padre era albañil, luchador social por necesidad, con 13 hijos. Logró cursar la carrera de derecho en la Universidad Veracruzana. En 1988 se mudó al Distrito Federal. En los años noventa se decidió por la vida religiosa. Es novicia y después monja dentro de la congregación de las hermanas dominicas, al tiempo que desarrolló su profesión como abogada.

En 1995 se incorporó, junto con Pilar Noriega, Víctor Brenes y otros jóvenes abogados a la defensa de una treintena de presuntos zapatistas encarcelados por la llamada traición de Zedillo, entre ellos los líderes del Frente de Liberación Nacional Elisa Benavides y Fernando Yáñez, comandante Germán.

Trabajó por 12 años en el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro. Encabezó también el emblemático caso de los campesinos ecologistas de Petatlán, Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, que defendían los bosques contra la expansión de la tala y los narcocultivos que impulsaba el entonces cacique Rogaciano Alba. Fueron torturados por militares durante dos días para confesar haber sembrado mariguana. Digna hizo algo que en aquellas épocas no se acostumbraba: citó a declarar a los militares señalados por tortura y en pleno interrogatorio los hizo caer en contradicciones.

Entre 1995 y 2000 denunció 13 amenazas de muerte y un secuestro. Se le asignó una escolta, pero las amenazas nunca fueron investigadas. Por eso, las últimas llamadas amenazantes, las que se cumplieron, ya no las reportó.

El asesinato de carácter

Para hacer valer la conclusión del suicidio simulado, durante dos años dos fiscales –el entonces subsecretario Renato Sales y la ex magistrada Guerra– armaron una narrativa para distorsionar la imagen de la abogada. Fue un auténtico asesinato de carácter.

Sales apuntó su averiguación a la descripción de la víctima como una personalidad desequilibrada que habría fabricado una serie de autoamenazas y escenificado un falso homicidio antes de suicidarse. Guerra fue más allá: encargó un escandaloso estudio sicodinámico de la personalidad post mortem que, contando sólo con elementos proporcionados por la propia procuraduría, todos negativos, diagnosticó en la víctima rasgos congruentes con la versión del suicidio y la pretensión de fingir un asesinato.

Estos elementos, filtrados selectivamente a medios de prensa afines llevaron a que cierta tarde un tabloide vespertino circulara con el titular Estaba neuras.

Para rematar, el 19 de julio de 2003 la ex magistrada Guerra hizo pública su conclusión, en una muy concurrida rueda de prensa frente a Bátiz. Enfocó sus baterías no hacia pruebas periciales que apuntalaran la versión del suicidio simulado, sino a su evidente animadversión hacia la víctima. Pese al impresionante currículum profesional de Ochoa, Guerra aseguró que su trabajo como asesora jurídica del Centro Pro fue marginal y su aportación fue reducida o nula.

El gobierno de la ciudad, con Bátiz como procurador, dio carpetazo al caso. Por presiones de la familia se reabrió durante los gobiernos de Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera. Ninguno movió un ápice las conclusiones.

Ninguna de las sucesivas procuradurías de la capital se ha atrevido a revisar la primera versión que elaboró en su momento el investigador Álvaro Corcuera. Sostenía que en el crimen hubo autores intelectuales y materiales, que hubo espionaje a la víctima y describieron una mecánica de hechos basada en las primeras observaciones. Digna Ochoa habría sido sorprendida dentro del despacho, golpeada, arrastrada, sometida y ultimada. Se encontraron en el lugar tres casquillos, uno de ellos ligeramente aplastado, como si alguien lo hubiera pisado accidentalmente.

En 2010 otro equipo de peritos forenses, químicos y de criminalística aportaron evidencias de que antes de los disparos hubo violencia. En las fotografías de la autopsia se perciben heridas en el cuerpo de Digna: una en la ceja y huellas en el cuello, entre otras. Un botón de su camisa había sido arrancado y el saco estaba descosido.

El cuerpo tenía mal colocados unos guantes de látex grandes. En la mano izquierda, con la que supuestamente habría disparado (ella, que no era zurda) los dedos no estaban bien colocados.

En 2010 la defensa de la familia presentó el caso ante la Comisión o de Derechos Humanos con todas estas evidencias. Después de una audiencia ante la Corte Interamericana espera el siguiente paso.